El día 26 de agosto cumplí 36 años. Y quiero mostraros dos de los regalos que me hicieron.
El primero fue un auto-regalo, pues deseaba tener una máquina de coser para probar con mis creaciones, así que ahí tenéis.
Y el segundo, un regalo muy especial que me hizo Carles, mi pareja. Se trata de un bolso, pero no es un bolso cualquiera, sino un bolso con historia. Una historia que nos transporta a Brasil, donde la recolección del aluminio y su venta a las industrias que lo reciclan es una de las formas de sustento más frecuentes de las familias más pobres en los países del tercer mundo.
Desde que este producto nació, las lengüetas de las latas usadas de cerveza y otras bebidas, son retiradas y vendidas a los artesanos, quienes dan comienzo al proceso de selección, martillado, lavado, pulido y secado para dar inicio al trabajo...aguja, hilo y sus geniales manos.
Así que, ya veis, estas personas consiguen dar vida a un producto para nosotros inútil, insignificante, contaminante.
Recogiendo de la calle la materia prima, obtienen este resultado y ésta es la historia... la historia que esconde este bolso que me regalaron.